#6: Observatorio Ciudadano de la Sequía
En un día que llueve, como hoy, no olvidar de dónde se viene y adónde se quiere ir. La sequía es un problema que se debe de gestionar por parte de todas las partes, cada una en la responsabilidad que le toca. Para conocerla mejor el Observatorio Ciudadano de la Sequía y las herramientas que dispone para conocer mejor el fenómeno de la sequía y poder participar y actuar.
El Observatorio Ciudadano de la Sequía busca la participación ciudadana para evaluar la vulnerabilidad al riesgo de sequía y abrir un proceso deliberativo sobre su gestión. Para ello se construye, cartografía y actualiza un índice de vulnerabilidad a la sequía a través de una nueva metodología de cálculo basada en tecnologías de información geográfica, aplicaciones web e inteligencia artificial, que incorpora, entre otros, indicadores de capacidad de adaptación basados en percepción social y opinión pública. Estos indicadores permiten, además, abrir un proceso participativo y deliberativo en torno a las medidas de gestión más aceptadas. Estos son los objetivos centrales de un proyecto de ciencia ciudadana liderado por Pilar Paneque, Catedrática de Geografía Humana de la Universidad Pablo de Olavide.
Figura 1. Esquema metodológico del Observatorio Ciudadano de la Sequía
El proyecto del Observatorio Ciudadano de la Sequía, financiado por la Convocatoria de Ayudas para el Fomento de la Cultura Científica y de la Innovación de FECYT, ya ha completado su primer año de trabajo que se ha dedicado principalmente a explorar nuevas vías para facilitar la información, la consulta y la participación sobre cuestiones ligadas al agua y a la sequía. Para ello, se han desarrollado una serie de herramientas entre las que destaca un geovisor web de las cuatro demarcaciones del sur peninsular —que se irán ampliando en próximas ediciones— que, por primera vez, facilita de forma integrada e interactiva, acceso a información hidrológica (recursos y demandas hídricas, estado de las masas de agua y nivel de embalses), climática (temperatura y precipitación media anual y el índice estandarizado de sequía), de planificación y gestión de sequías (índices de sequía y escasez e información sobre la gestión de los abastecimiento urbanos y el estado de los planes de emergencia por sequía), así como del índice de vulnerabilidad a este riesgo, del que también se ha publicado su metodología de cálculo. Facilitar información a la ciudadanía de forma fácilmente accesible y comprensible resulta fundamental para ampliar el conocimiento sobre cuestiones que tradicionalmente se han publicado en formatos poco amigables.
Figura 2. Funcionalidades de visualización del geovisor web
En este cálculo resulta esencial incluir indicadores de percepción social y opinión pública, para lo que hemos diseñado un cuestionario basado en una aplicación web, que permanece abierto, y que alimenta en tiempo real la base de datos a partir de la que se cartografía el grado de vulnerabilidad de los distintos territorios y que permitirá iniciar un proceso deliberativo entre la población y las administraciones responsables. En un primer análisis hemos podido observar, a modo de ejemplo, la débil información con la que se cuenta sobre algo tan básico como el reparto del agua entre sectores (apenas la mitad de los consultados conocen que el mayor consumo de agua se produce en la agricultura), que condiciona la valoración que se realiza sobre las medidas de gestión más eficientes y que debilita el debate público y la interlocución con las administraciones responsables.
El Observatorio se coordina desde la Universidad Pablo de Olavide y en él participan trece investigadores de un total de siete centros de investigación. Se trata de un equipo con un marcado carácter interdisciplinar que cuenta con una larga experiencia en el desarrollo de metodologías, técnicas y herramientas participativas, deliberativas y de ciencia ciudadana (evaluación multicriterio social, barómetros de opinión pública, análisis de discursos, mapas cognitivos, jurados ciudadanos, cartografías colaborativas, etc.). El proyecto surge tras dos décadas de trabajo en torno al binomio agua-territorio y a las nuevas formas de gobernanza que exige la gestión de recursos y riesgos en un momento caracterizado por la variabilidad, la incertidumbre y el cambio. En estos años, la necesidad de incorporar la participación ciudadana en los procesos de planificación es reclamada por la ciencia y la sociedad y logra normativizarse y abrirse paso, no sin dificultades. Resulta indispensable que la ciudadanía cuente con información accesible y comprensible, pero, en materia hidrológica, esto sigue siendo una asignatura pendiente. Por tanto, el Observatorio Ciudadano de la Sequía persigue, como fin último, contribuir a la generación de opiniones informadas y a la cualificación del debate público.
Además, el Observatorio Ciudadano de la Sequía se diseña como un espacio colaborativo en el que facilitamos no solo la consulta y la participación sino también el aprendizaje mutuo, para lo que adquieren un gran protagonismo los conocimientos locales. Cualquier persona puede compartir información para su análisis, publicación y difusión o enviarnos material gráfico sobre situaciones específicas de su geografía. El portal web se inauguró hace algo más de seis meses y ya cuenta con 40.000 visitas, lo que da una idea de la buena acogida del proyecto. Además, hemos comenzado a articular una comunidad —que hasta el momento suma más de veinte organizaciones de naturaleza muy diversa, a la que puedes unirte—, que se convierte en una pieza fundamental para fortalecer el espacio creado por el Observatorio Ciudadano de la Sequía (@ObserCiudSequia).